Desde muy pequeño me acostumbré a dormir poco. Me acostaba tipo diez de la noche y me despertaba de lo más fresco a las cinco y treinta de la mañana. Dormir hasta las ocho de era desperdiciar el día para mí. Ni siquiera cuando en Navidad o Año Nuevo, cuando me acostaba tipo dos de la madrugada, me levantaba tarde. A las siete y media ya estaba haciendo algo.
Cuando me tocaba madrugar para el colegio me podía despertar a las cuatro y, si llovía, me quedaba escuchando la lluvia.
Ahora, luego de lo más pesado de una carrera universitaria, me he acostumbrado a dormir aún menos: unas tres o cuatro horas. Claro, el ciclo pasado estuvo lleno de desgaste y fue traumático en extremo. Tanto que no podía recuperar el ritmo de sueño y me tocó tomar diazepam para lograrlo. Fue en estas épocas de desveladas extremas que conocí, ya sea por Twitter, MSN o en persona, a distintas personas que, cada una de manera diferente, logra resistirse al llamado a los brazos de Morfeo. Y yo, curioso extremo, decidí investigar ese arte de desvelarse. Acá lo resultados:
[Aclaro garganta y en tono serio]:
La mayor frecuencia de desvelo ronda las 4 a 6 noches y toda la semana. Es decir, buena parte de su vida es desarrollada de noche, siendo el motivo principal del desvelo la costumbre. Aunque los estudios y el trabajo son influyentes.
Prueba de que la costumbre es la razón principal del desvelo es que la mayoría de los encuestados manifestaron andar bien al suave por la mañana. Buena parte de los encuestados expresaron que durante la noche se inspiran mejor, cosa muy cierta. Y claro, la compañera fiel de para resistir al sueño es la música.
Debido a un error de mi parte he omitido una pregunta. Pueden ver los resultados acá.
Como podrán ver, hay vida nocturna movida.
Agradezco a los encuestados por su ayuda.
¡Feliz y productiva noche!