16 de septiembre de 2013

La prócer

En mi vida me imaginé estar involucrado en la situación que originaría el cambio más importante en la historia del país, incluso más que la firma de los Acuerdos de Paz en el '92.
Todo sucedió un tarde cuando salía de la oficina. Debo aclarar que para salir debo incorporarme en una calle de doble sentido y, para ello, toca una de dos cosas: esperar a que no se cruce ningún carro o confiar en la cortesía de conductores de uno u otro lado. 
Bueno, decía que salía de la oficina y esperé a que la calle estuviera libre. Llegada la oportunidad, hice la maniobra; sin embargo, de la nada y como alma que lleva el Diablo, apareció una mujer gorda en una pequeño carro blanco. La mujer comenzó a pitarme y al llegar mas cerca escuché todos los insultos. Fue una escena de película, todo en cámara lenta, la mujer ni siquiera tuvo la intención de frenar. Al fina, pude ver por el retrovisor como se carcajeaba orgullosa al alejarse. Fue entonces cuando sucedió: ese mismo día la tasa de crímenes comenzó a bajar y en días posteriores la policía logró contener lo restante. 
Ese mismo año la cosecha de granos básicos obtuvo una cifra récord, el índice de escolaridad fue el más alto de los últimos 30 años. Sorprendentemente todos los funcionarios corruptos comenzaron a devolver lo robado, e incluso un poco más. El precio de la gasolina llegó a niveles de hace 10 años por lo que el precio de el 99% de los productos de consumo popular en el país bajó hasta un 50%.
Fue increíble como se veían las calle del país limpias, con todas la tapaderas de hierro en su lugar. 
El tiempo promedio de espera en el ISSS bajó hasta 30 minutos en horas picos. 
Los noticieros y periódicos se llenaron de buenas noticias, convirtiendo al país en uno de los 10 destinos turísticos del mundo.
De más esta decir que fue lindo ver a "la Selecta" clasificando a un Mundial y quedando en una honrosa posición...
¡Gracias señora gorda por hacer de este un mejor país!

2 de septiembre de 2013

La respuesta

El ruido que haces al caminar es lo que te hace detestable, le dijo él. Ella, sin poder disimular molestia, comenzó a correr. Se detuvo unos minutos después, ya bastante tranquila.