Esta es la primera entrega del cuento que prometí. Espero les guste. Como siempre, espero sus comentarios...
Vago muerto entre los vivos, extrañando la ausencia de los recuerdos…
Como siempre, un grito desgarrador y lleno de dolor me despertó. Nunca me acostumbré a ellos a pesar de los años encerrado en aquel lugar. Mientras estaba despierto, podía escuchar gritos y lamentos, todos lastimeros, todos llenos de dolor. Después de estirarme un poco me levanté y sacudí la ceniza de mi cuerpo desnudo. Las celdas no eran nada cómodas: una cueva de dura piedra, llena de ceniza y gruesas rejas en la entrada, nada más.
Dentro de poco los carceleros abrirían las rejas de cada celda y nos llevarían a todos a trabajar. Pasábamos el tiempo llevando pesadas piedras de un lado a otro, con el calor que nos asfixiaba poco a poco, los latigazos y empujones de los carceleros y el olor a azufre que se nos había metido hasta los huesos. Nunca me acostumbré a mi cuerpo muerto ni a la sensación árida en la boca. Además estaba el calor, tan desesperante que casi podía tocarlo y sentirlo estrangulándome. Pero lo peor era que no recordaba nada: no recordaba en qué trabajaba, si tenía esposa e hijos, dónde vivía o peor aún…cómo había muerto. Aquel sentimiento fue horrible desde el principio y nunca me acostumbré. Desde lo profundo de mi ser la duda me perseguía....¿Quién fui?
1 leyeron y piden la palabra:
hey este cuento yo lo lei cuando todabia tenia errores jaja pero la verdad es bastante bueno te felicito por este esfuerzo y por el trabajo que estas haciendo espero que las personas puedan valorarlo tambien... haber cuando hacemos una tarde bohemia mi pequeño amigo
cuidate
f. serrano
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