25 de mayo de 2009

Cuento Urbano: EL SECRETO EN LA MIRADA

Cuando la mujer se subió al autobus, de inmediato me cautivo con su belleza: su piel mestiza y sus ojos color miel, sus movimientos delicados, su figura perfecta y su sonrisa.
Más, sin embargo, lo que más llamó mi atención fue su mirada que invitaba a verla, a perderse en ella. Detrás había un poco de picardía, pero, sí se le miraba con mucha atención, había algo que muy pocas personas pueden esconder tan bien, y mucho menos leer: sufrimiento.
Ella notó que la observaba y me regalo una sonrisa. Sin embargo, tras ésta había un mensaje, algo así como no sabes en lo que te quieres meter; y, antes que yo pudiera reaccionar, la mujer indicó al conductor que había llegado a su destino. Sólo entonces lo comprendí todo: el autobus paró justo frente a un prostíbulo y ella se dirigió a comenzar otra noche de trabajo.

9 de Octubre de 2008

7 leyeron y piden la palabra:

Raquel dijo...

Breve, preciso y conciso... Me gustó =)!!!

Calila dijo...

si supieramos lo que esconden las sonrisas!

Muy bueno.
Saludos

Wirwin dijo...

Excelente muy bueno realmente no me imagine que ese fuera el final.

Muy bueno

MaLu Nóchez dijo...

Buenísimo! :O

Luna dijo...

Me gusta ¿sabes?, pero creo que quedaría mucho mejor si lo terminas en prostibulo, hace que el impacto final sea más crudo "y ella se dirigió a comenzar otra noche de trabajo" parece información que no hace otra cosa mas que ensuciar un buen final.

Saludos y espero no te moleste mi opinión :)

Esebloguero dijo...

@Raquel: gracias. Aunque a veces me voy por las ramas, esta vez no.

@Calila: cierto. Esta es una que pude darme cuenta. De las que se reciben a diario, quién sabe.

@Wirwin: gracias.

@MaLu: gracias.

@Luna: le verdad tienes razón, lo tomaré en cuenta.

Anónimo dijo...

El cuento no es malo, ni está mal contado. Más bien se trata de una mirada corriente, casi cursi - sin querer ser ofensivo - demasiado habitual:
Una mujer hermosa llega a un sitio y cautiva a un hombre con el poder de su mirada, de la que él alcanza a leer el sufrimiento de la soledad. Al final el tipo se da cuenta que la mujer es una prostituta.

Habrías podido ser más descriptivo del lugar. De los contornos de la mujer, de lo que llevaba puesto, de como lucia su cabello. Además sin querer, estas moralizando la prostitución. Le estas atribuyendo el una cualidad peyorativa. Lo cual es una visión muy ingenua. Si bien es cierto que la prostitución atenta contra la dignidad de quien lo ejerce, no deja de serlo el hecho de que sea uno de los trabajos más antiguos de la humanidad.

De todas formas, ánimo. Yo también estoy comenzando. Y por algún lado siempre se empieza.