El tema de estos días en mi país ha sido el del transporte público. Si UD aún no ha viajado en un autobus de cualquier ruta seguro no ama la vida como la gran mayoría de salvadoreños. El servicio se malísimo: los empleados tratan mal al usuario, el estado de los vehículos es un desastre, no hay seguridad, los motoristas no están conscientes de la responsabilidad que tienen tras el volante, por decir algunas cosas. El colmo de males es que los dueños de las unidades reciben un subsidio por parte del Gobierno "por los latos precios de la gasolina", subsidio que viene, no puede ser de otro lado, del bolsillo mismo del pueblo.
No voy a andar con vueltas: trágicos accidentes provocados por estar reliquias le han quitado la vida a muchos hermanos.
¿Sabían UDs que las líneas en realidad pertenecen al Estado? Pues sí, por eso se llama transporte público y, sí no me equivoco, es a través del Viceministerio de Transporte que se otorgan los permisos a los dueños de los buses. Desconozco cuales son los mecanismos para otorgar los permisos, pero es un hecho que dichos mecanismos no son los adecuados. Creo que estas líneas deberían ser licitadas, tal como muchos servicios de los que hace uso el Gobierno (quizás no me lo van a creer pero en ciertas entidades licitan el servicio de limpieza y de cocina). Esto generaría competencia en el sector, pero no se la competencia que causa accidentes, sino competencia en la calidad del servicio.
En países como Guatemala el servicio cuesta un poquito más de la mitad de lo que cuesta aquí y es mucho más cómo y ordenado. En Honduras la calidad del servicio depende de la zona, pero aún así la cuestión no es tan grave como acá. En Belice es un gusto, a pesar de no contar con unidades nuevas las tienen en buen estado.
En fin, no es utópico tener un sistema de transporte público de calidad. ¿El problema? Bueno:
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