Ella se ha mantenido viajando desde Ataco a San Salvador, de un hijo a otro, a estar sola. Con el tiempo comenzamos a notar que contaba las mismas cosas varias veces en una misma conversación en cuestión de minutos, casi segundos. También se perdía con facilidad, olvidaba la hora, fechas y nombres. La enfermedad con nombre de alemán la estaba atacando. Ahora es una tristeza grande para mi encontrar a aquella mujer que solía viajar desde Ahuachapán a San Miguel con relativa facilidad, sentada en sala de mi casa porque no se acuerda en que habitación están sus cosas.
Fácilmente olvida qué pastilla le toca tomar después del almuerzo o donde dejó su monedero. No recuerda qué hizo el día anterior ni tampoco puede ver películas demasiado largas.
Es curioso, sin embargo, como uno aprender a luchar contra los síntomas de la enfermedad. Por ejemplo, siempre decía no acordarse si ya había desayunado o no cuando le preguntaba. Después, en lugar de preguntarle si ya había comido, mejor le preguntaba si tenía hambre. Resultó.
También he descubierto que le gusta ver programas y películas en inglés, además de ver partidos de fútbol: no lee los subtitulos ni sigue la trama ni los marcadores, le encanta hablar de los personajes que mira en la pantalla. También acostumbra ver los noticieros, aunque no me gusta ponérselos, ya saben, por las noticias.
Curiosamente se acuerda muy bien de sus poemas. Los declama, los recita, los vive.
Vive, por desgracia, con cierta urgencia por estar en Ataco, donde todo le queda muy cerca y tiende a recordar mejor las cosas. Después de tanto tiempo y tantas cosas vividas allí es lógico.
Sé que aún le quedan muchos años en vida, pero me pregunto si una eventual falta de recuerdos pueda llamarse vida.
1 leyeron y piden la palabra:
ayyyyyyyy mi abuelita!!! =`( puya gerardo!! como se nos fue marchitando la viejita!!! y yo la amo con todo mi corazon..... es de tenrle paciencia eso es todo.... seguirle la corriente.... puya nos e q voy a hacer el dia q me falta =`(
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