18 de mayo de 2010

La Dama de Hierro

Así como Inglaterra tiene su Dama de Hierro, mi familia también la tiene. Es mi abuelita. Solo así podría explicarse que haya logrado sacar adelante a diez hijos, darles educación e, incluso, apoyarles en sus estudios universitarios (aunque no siempre fueses aprovechado), siendo ella una mujer menudita, sin estudios superiores ni un trabajo fijo, sin pertenecer a una familia adinerada ni poseer tierras ni negocios ni nada y pasando buena parte del tiempo sola en una época bastante conflictiva.
Sus primeros dos hijos pertenecen a su primer esposo, quien murió por voluntad propia. Los siguientes dos son de su segundo esposo, quien se marchó, también por voluntad propia. Los últimos seis son hijos de su tercer y último esposo, quién murió por voluntad de Dios luego de una larga enfermedad.
Nació en Ahuachapán hace más de ochenta años y tuvo el privilegio de  estudiar. Mas tarde se mudo a Ataco. Desconozco los hecho de su primer matrimonio, pero era aún muy joven cuando sucedió. 
La marimba de hijos vino con el paso de los años, cuando tuvo que forjarse una armadura para soportar los golpes de la vida: muerto el padre de sus primero dos hijos, se casó de nuevo, con un hombre infiel y borracho: mi abuelo. Como sus hijos tenían que comer, salía de pueblo en pueblo a vender y comprar cosas, aprovechando la ausencia de rutas de comercialización en aquella época. Huevos, ropa interior, carteras, todo lo que encontrara espacio en su maleta era buen negocio. Ya tenía hijos lo suficientemente grandes como para cuidar a los menores, sobre todo luego de su tercer esposo. Salía muy temprano, dejándoles únicamente un termo de café. En su ausencia todos agarraban camino. Fue por esta época que metieron a uno de mis tíos a la cárcel por unos días y ella culpó a mi padre, a pesar de ser menor que mi tío, por lo sucedido. Lo echó de la casa. Fue gracias a mi madre, muchos años después, que él regreso a hacer las paces con ella. La prosperidad tocó a la puerta: pusieron un cine sin saber nada del negocio. La primera presentación fue un fracaso. Pero siendo mi padre un visionario la cosa se prolongó por tiempo y espacio: un segundo cine fue abierto en Chinameca.
La familia se dispersó como enormes ramas de árbol: unos se casaban, otros se iban al extranjero, otros tenían hijos y otros, los menos, seguían creciendo y estudiando. Y claro, no sólo le tocó sacar adelante a sus hijos... también hubieron nietos. Varios.
Y hasta aquí su tercer esposo seguía con vida. Pero el cáncer estaba a las puertas. Sufrieron mucho, ambos, todos. Por esos días tengo recuerdos de ella de forma más nítida, pues se quedaba en mi casa a veces porque tenía que salir temprano al hospital.
Para cuando él murió la familia se fortaleció, se unió y la apoyamos mucho. Crecimos todos: en edad, tamaño, familia.
Sin embargo, el paso de los años y tantas cosas vividas tienen consecuencias graves en la mente de las personas...

 Este es el padre de mi abuela, mi bisabuelo.

* Lea la segunda parte el jueves, espero.

2 leyeron y piden la palabra:

Denis Ortíz dijo...

¡DIEZ HIJOS!!!!! puchica.... como se nota que en esa epoca no todos tenian una TV...

Anónimo dijo...

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