Carta nunca entregada

Hola mi buena amiga.

Tu noticia me dejo sin habla desde temprano. Este es uno de esos momentos en los que quisiera regresar el tiempo atrás y sin embargo eso es imposible. Al menos me hubiera gustado decirte lo que mucho que te quiero y darte las gracias por permitirme estar, por algún tiempo, al lado tuyo en este viaje de la vida. Es una gran pena para mí no poder estar ahora presente para un último adiós, o mejor dicho “hasta luego”. Así que quisiera hacerlo a través de esta carta.

Revise esta mañana mi correo y se me hizo un nudo en la garganta al encontrar un mensaje tuyo de hace apenas dos días. Entre otras cosas, el mensaje hablaba de “la amistad que nos une”. Es precisamente esa amistad que nos une la que me impulso a escribirte ahora estas pequeñas palabras. Es también esa amistad lo que no me permitirá olvidar nunca tu cara alegre, tus eternas gripes y tu carácter pasivo. Pocas personas he conocido que irradien tanta paz como vos tan fácilmente, y que quedaba como anillo al dedo en medio de la presión y la desesperación de la U, como un oasis en medio del desierto… Recuerdo que los únicos momentos en lo que te podía ver abatida, preocupada, era justo antes de un parcial o examen y, por supuesto, cuando iban a dar las notas del mismo. Sé que ya no volveré a verte preocupada, todo lo contrario, porque ahora descansas en los brazos de Dios…

Dicen que las personas solo mueren del todo cuando se les olvida, así que vos vivirás siempre en el corazón de tu familia y amigos!

En memoria de Johanna Cubías, amiga, prima, hermana, hija, estudiante, compañera; quien murió un 30 de Diciembre de 2006, en un accidente automovilístico junto a otros 2 amigos. Ellos andaban estudiando e iban a comer algo cuando un ebrio los choco de lado. El tipo se dio a la fuga cuando ellos aún estaban vivos. Sus amigos todavía la recordamos con gran tristeza, incluso en su Hi5 aún le dejan comentarios.

Escribí la carta anterior el día de su entierro.