7 de agosto de 2011

Olivia

Como todo el mundo, tengo secretos. Sin embargo, hay ciertas partes de mi vida que no conocen más de cuatro personas. Son cosas que ahora veo con otros ojos y ya me siento en la libertad de contarles por la necesidad de abrirme un poquito más.

Pues bien, desde pequeño siempre he sido muy callado y tranquilo, hasta el bachillerato cuando conocí a Olivia, un alma totalmente diferente a la mia: era alegre, le encantaba bailar y cantar a todo pulmón. Tenía un corazón rebelde, además de una gran habilidad para el dibujo. Era delgadita, de nariz fina y ojos redondos y curiosos. Cuando estábamos por iniciar la universidad, y contra todo pronóstico y consejo, ella eligió estudiar ingeniería industrial. Eso, cuando le conté que yo estudiaría ingeniería en Sistemas... Sí, estudié mi primer año en Sistemas y luego me pasé a Industrial, pero ese es un secreto que ya muchas personas conocen. 

Pero bueno... el primer ciclo nos fue bien, sin mucho esfuerzo pasamos todas las materias. En el segundo ciclo constantemente me tocaba ir a casa de Olivia a estudiar; pasábamos horas enteras hablando tonteras y luego, unos minutos de estudio. Nuestra amistad se hizo muy estrecha durante ese tiempo. Lo interesante sucedió cuando, en un proyecto de una materia humanística, nos enviaron a un municipio de Cuscatlán y, quiso el destino, que ese día se estuvieran celebrando bodas colectivas de parte de la Alcaldía. Sólo eran necesarios los documentos de identidad de la pareja y un testigo. Nos enteramos que, por la tarde, el señor Alcalde invitaría a los recién casados a un almuerzo. Con Olivia sólo nos quedamos viendo y, sin mediar palabra, decidimos casarnos ese día para ser invitados al almuerzo del señor alcalde. Teníamos todo, incluso al testigo: Miguelito, un amigo que hicimos en el primer ciclo y que siempre nos seguía la corriente.
En fin, nos casamos y la gente se nos quedaba viendo, extrañados, y mas de alguno miraba con atención a Olivia, quizás pensando que ella y yo eramos tres.

En los días siguientes nuestra relación se hizo cada vez más profunda, a tal punto que su padre, un militar de la vieja línea, decidió enviar a Olivia a Estados Unidos. El viejo sabía muy bien de mi pensamiento de izquierda y jamás simpaticé con él por ello. 
Como la madre de Olivia era norteamericana, no fue muy difícil conseguir todos los papeles para su viaje en apenas un par de semanas. Sin embargo, a nosotros nos tocó correr con el proceso de anulación del matrimonio. Fue ahí donde entró la cuarta persona en conocer sobre el asunto de la boda: Lorena, una vecina de Olivia que trabajaba en el Registro y a quien solíamos frecuentar para hablar de fútbol.

Olivia se fue y a las pocas semanas me escribió para contarme una noticia que, aunque propio de ella, me dejó en blanco: había conocido a alguien y había decido casarse "formalmente". No fue fácil para mi digerir la noticia y tomé la decisión de olvidarme por completo de ella. Un par de correos sin contestar y Olivia entendió el mensaje.

Pasaron desde entonces unos seis años, hasta hace unos meses que recibí un correo de Olivia. Tantos años no pasan en vano y no dude en contestarle. Hemos mantenido desde entonces una buena comunicación, escribiéndonos una vez al mes. Su esposo es un peruano que se dedica a conducir camiones. Olivia, por su parte, trabaja en una oficina de diseño de interiores, además de cuidar a sus dos hijos. No tiene pensado regresar al país, hay demasiados recuerdos aún frescos. Sin embargo, me ha prometido que vendrá el día en que yo me case... de nuevo. Incluso dice que traerá a sus hijos: Alejandro, el menor, un pequeño con habilidades para el dibujo con apenas dos años; y el mayor, un niño de seis años muy callado y que lleva mi nombre.

4 leyeron y piden la palabra:

Ligia dijo...

Recuerdo que mencionaste esto alguna vez en CP. Una historia de película.

Ale dijo...

Uf... qué fuerte Gero. Estas historias me dejan una sensación encima que no me gusta, como que algo quedó abierto y nunca va a cerrarse, y mientras uno sonríe por los recuerdos, los mismos nos deshacen por el tal vez que nunca fue.

Quizás no lo sientas así, ojalá, la realidad es que yo me sentí así al leerte.

Lo que es la vida, ¿no?
Un abrazo!

Mariocopinol dijo...

Impresionante! Lo unico q me intrigo fue la 2da etiqueta del post, solamente.

ELISA dijo...

Increible!!!!